martes, 9 de abril de 2013

Somos uno


Buenas tardes.


Lo reconozco. Pensar en ella durante el recorrido, saber que va a estar esperando mi llegada, saber que salga como salga la competición ella tendrá buenas palabras…todas esas pequeñas cosas, esos pequeños detalles también han marcado una diferencia entre el que era y el que soy ahora.

No puedo evitar en mis momentos de sufrimiento pensar en ella. Sé que el cruzar la meta y conseguir un objetivo es muy importante para mi, pero contar con personas como Zaira a mi lado es un aliciente más para conseguir lo que me propongo.

Antes de entrar a meta, la busco, sé que ella esta allí, esperando a verme aparecer y al verla ya puedo estar orgulloso del trabajo que he realizado y ella me ayuda a completar esos últimos metros.

Os podéis hacer una idea de la importancia que tiene mi chica en cada uno de los retos que me propongo. Ahora quiero que comprobéis lo que para ella es tener como pareja a un chico al que le apasionan los retos, ama el deporte y busca siempre superarse a sí mismo. Os dejo con Zaira:

Hace aproximadamente un año, recibí una llamada a las 8 de la mañana, con la voz de Miquel diciéndome: “Zaira, la rodilla ha podido conmigo y he abandonado la carrera” En ese preciso momento me vinieron a la mente muchas conversaciones previas. En el fondo, esa noche cuando me acosté, sabía que no la acabaría, sabia que el Miquel que ese día realizaba La Volta al Terme de Alfondeguilla, no tenía esas ganas y esa motivación que lo caracteriza. Al contrario, estaba confundido, extraño, inmerso en sus pensamientos, preocupado por su rodilla que semanas antes no funcionaba como debía y sobretodo, no tenía esa sonrisa en la cara que siempre saca cuando empieza una carrera.
 
A partir de ese instante, me di cuenta que esos momentos podrían repetirse, y me entró un poco de miedo e inquietud. Miedo al pensar que su ilusión, el deporte, se podía ir al traste por una caída, o un golpe.

Meses después de aquel abandono, Miquel realizaba un reto diferente: 10km por la Playa de Moncofa. Aquel día yo estaba presente y se le veía ilusionado, con ganas de mejorar, de superarse y de cumplir con sus objetivos. Aquel sí que era el Miquel que yo conocía. Y pese a que su marca no fue la que él esperaba, se superó. 

Aunque yo no viví esa experiencia como él, me sentía igual de feliz. Es como si lo que le hace feliz a él me hiciera feliz a mí (y eso que el deporte no es uno de mis fuertes). Igualmente, me sentí muy orgullosa de mi chico y sobretodo tranquila, sin preocupaciones.

Me di cuenta que no faltaría a ninguna de sus carreras, a ninguna de sus locuras, porque me encanta ver como disfruta de lo que realmente le apasiona, y me encanta ver como después de kilómetros corriendo pasa por meta con su mirada buscando la mía. Me encanta saber que soy su apoyo como él el mío. Y por eso, hoy en día, dejo de lado todas mis preocupaciones y mis miedos; porque el que Miquel disfrute y cumpla sus sueños supera todo eso.


Zaira es el otro punto de vista. Es ella la que mejor me conoce y sabe como me siento desde fuera, ella equilibra la balanza. Ese equilibrio, ese aliciente de motivación me ha hecho mejorar y lo mejor es que aún me quedan muchas metas por cruzar y sé que en todas ellas estará Zaira esperándome.


Esto es todo por hoy. El jueves Victor Arnau volverá a ser el protagonista del blog con un nuevo consejo y para el sábado un nuevo “Born to run” con un atleta de la calidad de Hector Hernandez.

Un saludo, Mikel.

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