viernes, 20 de febrero de 2015

Muérete sonriendo

La vida es esto. Mientras tu estás leyendo y yo estoy escribiendo el reloj sigue en marcha, no se
detiene…no se para nunca. Mientras dormimos, mientras trabajamos, mientras nos quejamos o disfrutamos el reloj sigue adelante, sin remordimientos, sin pudor, sin esperanza. No podemos controlar el tiempo, no podemos detenerlo…es tan real como triste. De nosotros solo depende como queremos explotar ese tiempo, como queremos aprovechar cada segundo, como queremos vivir.

La muerte esta ahí, a la vuelta de la esquina. Es duro, sí, pero es cierto. Nadie ni nada te puede asegurar que mañana vas a seguir con vida, y da igual si rezas antes de dormir. Es un momento y ¡puff! todo desaparece. Desaparece la persona, sus sueños y ambiciones, sus planificaciones para el futuro, su vida. Y además es que al mundo le da igual, se la suda completamente porque la muerte es algo habitual, diario y siempre inoportuno.

No podemos decidir como queremos morir o cuando, pero si que tenemos la capacidad de poder explotar la vida, de exprimirla, de valorarla por lo que es y por lo que nos da a cambio. Nos vamos a morir igual, da lo mismo si eres pobre o rico, alto o bajo, si te cuidas o si no. Todos tenemos el mismo destino pero si algo tengo claro es que quiero morirme diciendo: “Me cago en la leche, ¡que bien me lo he pasado!”.

Y es lo que importa, porque al fin y al cabo son los recuerdos más emocionantes aquellos que vale la pena recordar, de los enfados y de las quejas nos olvidamos. Nos pasamos parte de nuestra vida “pasando página”, empezando de 0 y es un error de concepto de casi todo el mundo. No se puede volver a 0, el contador de la vida no te da esa opción.

Así que si sientes que te has equivocado en la manera que has enfocado tu vida, piensas que no deberías estar haciendo esa carrera universitaria o que no deberías ir de la mano de esa chica…no esperes más. La vida esta para disfrutarla al máximo y no para pensar: “yo algún día quiero…”. Ese día es hoy porque es lo único que tienes seguro, mañana puede que sea ya muy tarde.

Sé que no es fácil, sé que muchas veces vemos los cambios como si estuviéramos ante un precipicio pero, ¿y lo bonito que es caer? Porque al caer nos dejamos llevar, liberamos esa locura que llevamos dentro y solo si somos lo suficientemente valientes para dejarnos caer puede que tengamos la opción de empezar a volar.

Es de humanos equivocarse, pero es inhumano no arriesgarse. Vuela mientras el tiempo te lo permita y muérete sonriendo pensando en que te lo has pasado de puta madre, que has cumplido todos tus sueños y que te has dejado las fuerzas en aquello que te apasionaba.

No hay más. No dejes que en tu vida haya páginas en blanco, es más bien todo lo contrario. Creo que es más gratificante si coges cada etapa de tu vida (o cada página del libro) y la rellenas al máximo, escribiendo incluso hasta en los márgenes, sin dejar escapar un segundo, sin desperdiciar esa opción que te da la vida de convertirla en una aventura sin limites. 

Un saludo, Miquel Orenga. 

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