sábado, 22 de noviembre de 2014

Es todo una puta mentira

"El postureo. Esa moda, pasajera como todas, que nos hace actuar de cara al público. Sea cual sea nuestra situación tenemos que aparentar que nos lo estamos pasando de puta madre, aunque quizás por dentro nos estemos pudriendo.

La gente ha perdido personalidad; ha dejado de seguir sus instintos para seguir las tendencias, ha dejado de hablar cara a cara para escribir detrás de una pantalla. Twitter, Facebook, Instagram...todos esos medios no dicen nada de nosotros, o lo que dicen no es totalmente cierto. Necesitamos "tirarnos el royo" y hacer ver lo enamorados que estamos, lo felices que somos, la cantidad de amigos que tenemos, nuestras borracheras, etc.

Pero, ¿quién hay detrás de toda esa apariencia? Eso es lo que realmente importa, y eso es lo que se esta perdiendo"

Esta reflexión la escribí en el muro de Facebook el 23 de Julio de 2014, y lo hice claro esta para conseguir "me gusta", comentarios y un poco de popularidad. Dejando de lado las bromas, hoy me apetece ser un poco más extenso con este tema, pensar sobre ello y a ver lo que surge.

A esta publicación de hace meses se le unió la entrevista en el Chester a Pedro García Aguado, dejando frases como: "te piensas que eres el más guay, el que más liga...pero es todo una puta mentira".

Creo que los jóvenes (entre los que aún me incluyo) han perdido la pasión por la curiosidad, por descubrir, por experimentar...se han dejado llevar por una sociedad de consumo que deja los grandes sueños individuales escondidos detrás de modas pasajeras. Sí, puede que seguir las tendencias, pasarlo en grande haciendo gilipolleces este bien para ciertos momentos y nos aporte una cierta felicidad fugaz. Pero soy de los que piensa que llegado el momento tenemos que dejar de vivir de esa felicidad fugaz para encontrar el equilibrio, dejar de ser influenciados por los demás para encontrar nuestro verdadero camino.

¿Qué hay realmente cierto detrás de esa apariencia? Detrás de esa capa "guapa", se encuentra el verdadero yo (y tranquilos que no me voy a enrollar con teorías de Platón). Ese yo que aún no le ha dado la importancia que se merece a sus sueños y objetivos, ese yo que tiene miedo a equivocarse, ese yo fácilmente influenciable que todavía no se ha dado cuenta de lo importante que es valorarse por algo más de lo que dice un espejo.

En el momento en el que despertamos y dejamos salir a la luz al verdadero yo es cuando empezamos a ser maduros, aunque no debemos olvidar al niño que tenemos dentro y que de pequeño soñaba con grandes cosas. Cuando damos el primer paso, debemos hacerlo teniendo bien claro quienes somos y por qué lo hacemos. Cuando nuestra visión del mundo crece, recuperamos esa inquietud y curiosidad que habíamos perdido, dejamos atrás la apariencia para vivir sin complejos.

"Planta tu propio jardín y decora tu propia alma, en vez de esperar a que alguien te traiga flores" Veronica Shoffstall.

Un saludo, Miquel Orenga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario