miércoles, 9 de abril de 2014

3 huevos y enfermedades del corazón

Hola, soy Víctor Manuel Arnau.

En esta nueva colaboración en forma de vídeo vamos a desmontar el mito tan extendido de que un consumo de huevos alto aumenta el riesgo de enfermedades del corazón. Lo haremos desde la evidencia científica y aportando argumentos sólidos para ello. Como siempre, os dejamos tanto el vídeo, como la parte escrita para que podáis escoger vuestro formato favorito.

Videocolaboración: 3 huevos y enfermedades del corazón

Cuando analizamos la historia del huevo como alimento me vienen a la cabeza películas como La Milla Verde o Cadena Perpetua. Se trata de un alimento que ha sido considerado culpable durante tanto tiempo de aumentar el colesterol y las enfermedades cardiovasculares, que a la sociedad ya no le cabe en la cabeza que esa no sea la realidad, que se trate de un alimento inocente e injustamente condenado.

En primer lugar vamos a hacer un pequeño análisis del huevo. El huevo es un alimento cuyos macronutrientes dominantes son las grasas o lípidos (acumulados principalmente en la yema) y las proteínas. Las proteínas del huevo son las de mayor valor biológico que podemos encontrar en cualquier alimento natural, ya que contiene todos los aminoácidos esenciales y en proporciones adecuadas para ser utilizados por nuestro cuerpo. En cuanto a micronutrientes el huevo destaca por su gran contenido en vitaminas del grupo B,  y vitaminas A, D y E. También es rico en antioxidantes y minerales como el hierro, potasio o magnesio. 
Por ultimo, en la yema también nos encontramos con 550mg de colesterol por cada 100g de huevo. ¿Pero significa eso que el huevo aumenta nuestro riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular? Vamos a verlo.

En primer lugar, se viene observando desde hace ya varios años que el colesterol alimentario, el que comemos en la dieta  no se relaciona en la mayoría de las personas con los niveles de colesterol en sangre. El colesterol en sangre se autoregula de forma interna, e incluso tiende a subir en ausencia de colesterol alimentario.

En el 2012, podéis ver el estudio en la descripción, se hizo un estudio con 2 grupos de personas. Al primer grupo se le hizo comer 3 huevos diarios durante 12 semanas, mientras que el segundo grupo consumía 3 claras de huevo durante el mismo periodo. Al final del estudio se observó que el grupo que consumió huevos enteros aumentó más su colesterol “bueno”, redujo en mayor medida los triglicéridos, redujo el nivel de insulina, y mejoró la relación entre colesterol bueno y malo.

En otro estudio en 1999 se observó a 117.000 personas durante 14 años y no se observó mayor riesgo cardiovascular entre aquellas personas que consumían más de 1 huevo al día.

En el año 2000 el señor McNamara analizó 167 estudios en los que se administraba colesterol dietético a más de 3500 sujetos en total y llegó a la conclusión que el colesterol dietético no se relaciona con enfermedades o muertes cardiovasculares.

Recientemente, en concreto el año pasado salieron tres revisiones o meta análisis, que es el grado más alto de evidencia científica, ya que analizan varios estudios realizados hasta la fecha y los comparan entre sí para extraer unas conclusiones. De estos tres meta análisis, dos de ellos no encontraron relación entre el consumo de huevos y el aumento de enfermedad cardiovascular. El otro, en cambio sí que relacionaba de forma leve-medio ambos conceptos.

Por ultimo, voy a dar mi opinión personal sobre todo este tema. Vivimos en una sociedad que tiene miedo a comer mas de un huevo al día o más de tres a la semana, pero en cambio no se pregunta que ingredientes lleva ese paquete de patatas fritas, o que grado de procesamiento industrial tiene el pan que usan en McDonalds. Tenemos miedo a los huevos, pero no tenemos miedo a pasarnos las horas muertas en el sofá o sentados ante el escritorio. Tenemos miedo al daño que pueda hacernos un huevo, pero no ponemos las suficientes energías en combatir la obesidad, el sedentarismo o la falta de ejercicio mental. Y eso, señores y señoras es muy triste. En nuestras manos está cambiar nuestra forma de pensar, coger las riendas de nuestra vida y dedicarnos a mejorar el mundo en el que vivimos.


Un saludo, Víctor Arnau.

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