domingo, 26 de enero de 2014

Nivel de exigencia

Buenos días, soy Miquel Orenga.


Hazte la siguiente pregunta, ¿tu nivel de exigencia hace que dejes de disfrutar del resto de cosas maravillosas de la vida? Seguramente haya mucha variedad de respuestas a esta pregunta; algunos diréis que la excelencia o la perfección solo se consigue con un nivel de exigencia alto, otros que aunque tengáis un cierto nivel de exigencia os permitís disfrutar de cosas inesperadas y no planificadas, etc.

La exigencia no es más que un patrón de conducta que nos obliga a cumplir con los planes previstos de forma estricta, sin flexibilidad ni margen de error. Obviamente, cada persona basa su vida en un nivel de exigencia y por lo tanto, cada individuo se exige a sí mismo al máximo en aquellos aspectos que considera importantes.

Mantener un cierto nivel de exigencia en todos los aspectos de nuestra vida me parece vital, pero los límites y los excesos me parecen totalmente innecesarios. ¿De verdad es necesario volcar todos tus esfuerzos en un solo aspecto dejando de lado los demás, sin disfrutar de las pequeñas cosas? Yo creo que no.

Actualmente vivimos en una sociedad muy exigente. Vivimos en un mundo tan competitivo, donde tanta gente lucha por conseguir una misma plaza o una misma posición, que a veces damos más prioridad a cumplir con nuestros objetivos (cueste lo que cueste) que a disfrutar y a dejarnos llevar por cosas a las que dejamos de dar importancia con el paso del tiempo.

Esta muy bien marcarse objetivos, me parece estupendo que la gente luche por conseguir sus sueños, pero creo que hay limites que no se deben superar. Me parece que tener una cena con los amigos en un día señalado es más importante que seguir una dieta demasiado estricta, me parece que cumplir con tu parte para un trabajo puntual de la universidad es más importante que acudir a tu cita con cualquier hobbie.

La auto-exigencia máxima creo que es el peor enemigo interior que podemos tener. Este enemigo nos produce estrés, y ese estrés puede acabar con nuestra vida académica, social, laboral o cualquier otra que nos dejemos de lado por cumplir estrictamente con un plan previsto. Además esta auto-exigencia máxima solo es una consecuencia de las altas expectativas que pretendemos proyectar, y la no consecución de las metas propuestas tras un trabajo totalmente planificado nos puede llevar a una desilusión demasiado grande.


No hay que olvidar que vivir es la meta de todas las metas y que disfrutar de las pequeñas cosas nos ayudará a saborear mejor nuestros grandes objetivos y sueños. La perfección NO existe, por lo tanto no vale la pena vivir con excesos.

Esto es todo por hoy. Espero que os haya parecido un tema interesante. Como ya sabéis en los próximos días Victor Arnau os ofrecerá su primer videoconsejo en nuestro canal de Youtube: http://www.youtube.com/channel/UCIN0cReI-i9SI10yU1LcUvA


Un saludo, Miquel.

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