Buenas tardes, soy Miquel Orenga.
Hace una semana os hable del sexismo en el deporte, hoy
os quiero hablar de otro tema que, aunque no debería ser así, envuelve al mundo
deportivo: el racismo. En la publicación de hoy explicaré su significado, os
relataré el curioso caso de Tommie Smith y John Carlos en las Olimpiadas de
1968 y os daré mi opinión personal.
Pues bien, empecemos por el principio. El racismo es una
actitud discriminatoria que consiste en considerar que las personas que tienen unos
determinados rasgos físicos, como por ejemplo un tono de piel diferente, son
por ello inferiores intelectual, social y moralmente al resto de personas que
no tienen esos rasgos. El racismo siempre ha estado presente en muchos aspectos
de la sociedad, como la política y también en el deporte.
A continuación os hablaré de diferentes casos que han
marcado a algunos deportes. El primero de ellos se recuerda como uno de los
momentos más tristes y recordados de los Juegos Olímpicos, y fue protagonizado
por Tommie Smith y John Carlos en las Olimpiadas de 1968 en México. Ellos eran
dos atletas afroamericanos que representaban a Estados Unidos y disputaron la
final de 200 metros lisos, clasificándose Tommie en primera posición y John
Carlos en tercera. La carrera se disputo con normalidad pero lo impactante
ocurrió durante la entrega de medallas, donde Smith y Carlos llegaron descalzos
y con calcetines negros (representando la pobreza de los negros). Además,
Carlos llevaba un collar de cuentas que representaba a aquellos afroamericanos
que murieron colgados, linchados o en los barcos que transportaban esclavos de
África a Estados Unidos.
Cuando sonó el himno de Estados Unidos, ambos agacharon
la cabeza y levantaron una mano con un guante negro; se convirtió en un
escándalo ya que los abucheos del público se mezclaron con la música. La
resolución de este caso estuvo en manos del COI, que condenó a Smith y Carlos a
ser expulsados de la villa olímpica y del equipo estadounidense. Por último,
decir que ambos al llegar a Estados Unidos recibieron amenazas de muerte y
fueron despreciados e ignorados por el deporte americano.
En este caso se puede observar la cantidad de insultos y
menosprecios que debían de haber soportado Smith y Carlos antes de acudir a esa
cita para hacer ese escándalo dentro de un acontecimiento tan importante como
los Juegos Olímpicos.
Por otro lado, también se puede mencionar al futbolista
camerunense Samuel Eto’o que amenazo abandonar el campo de fútbol si seguía
escuchando insultos racistas desde la grada. Eto’o también es recordado en el
mundo del fútbol por su frase: “Correré como un negro para vivir como un
blanco”.
En mi opinión tengo muy claro que todo aficionado que
paga su entrada para ver un espectáculo deportivo tiene derecho a gritar a los
cuatro viento su opinión, pero ésta no puede y no debe faltar al respeto de una
persona y mucho menos por su color de piel o por alguna discapacidad. Pienso
que ya que existen en el mundo del deporte tantos comités y asociaciones, creo
que debería involucrarse todavía más (no vale la frase “Respect” de la FIFA) y
sancionar con dureza actitudes de violencia relacionadas con el racismo.
Todo esto del racismo en el mundo del deporte solo es una
rama más de una gran peste que se extiende por la sociedad. Por suerte, hemos
tenido personas en la historia que han ayudado de forma fundamental en el
fomento de la igualdad social sin discriminaciones raciales; personas como
Martin Luther King, del cual os dejo esta gran frase para cerrar la publicación
de hoy:
“Con frecuencia,
los hombre se odian unos a otros porque se tienen miedo; tienen
miedo porque no se
conocen; no se conocen porque no se pueden comunicar; no
se comunican
porque están separados.”
Esto ha sido todo por hoy. El jueves estará de nuevo Victor
Arnau con todos vosotros.
Un saludo, Mikel.
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