Buenas tardes, soy Victor Arnau.
En mi colaboración de hoy me gustaría hablar acerca
del cuerpo como parte de la persona. En concreto os hablaré del papel que creo
que juega el cuerpo en la vida, como se relaciona con nuestra mente, nuestra
persona y nuestro bienestar, y como considero que es la mejor forma de encarar
el cuidado del cuerpo.
Para empezar, he de decir que vamos a tocar un tema
delicado. Es un tema que me preocupa, me preocupa porque últimamente veo
demasiadas personas infelices a causa de su cuerpo, un cuerpo que no saben
apreciar, y un cuerpo que no saben o no tienen la suficiente motivación para potenciar. En mi
vida he conocido a demasiadas personas esclavas de su cuerpo, algunas por
exceso, otras por defecto.
El esclavo de su cuerpo por exceso se caracteriza porque
entrena, come, vive y piensa exclusivamente para mejorar su cuerpo. Son
personas obsesionadas con la apariencia, con impresionar a los demás, con
desarrollar un cuerpo perfecto, con verse grandes y fuertes. Controlan al
milímetro las comidas, los entrenamientos, el agua, los hidratos, las proteínas,
los micronutrientes, los macronutrientes. ¡Paren el mundo que me bajo!
El esclavo de su cuerpo por defecto es todo lo contrario,
es una persona acomplejada con el aspecto que presenta su cuerpo pero que no
hace nada por cambiarlo. Vive limitada, en energía, en bienestar, en confianza
en sí misma. Su cuerpo les frena, muchos de ellos no son conscientes, no se dan
cuenta del potencial que se pierde con un cuerpo descuidado.
La visión que yo tengo del cuerpo es muy diferente de la
primera, y por supuesto es muy diferente de la segunda. En mi opinión nuestro
cuerpo es el ecosistema en el que crece nuestra mente, nuestras emociones,
nuestra energía. Es el terreno perfecto para desarrollar nuestro potencial físico,
para asentar las bases para un equilibrio entre cuerpo y mente.
Como yo lo concibo nuestro cuerpo es un regalo. Si, un
regalo, pero no uno de esos que se usan durante un tiempo y luego se olvidan.
Tampoco es un regalo que podamos exprimir al máximo de forma inconsciente. Es
un regalo único, que se nos da al nacer y nos acompaña al largo de toda la
vida, es por eso que debemos cuidarlo, mimarlo como si fuera nuestra posesión
más apreciada.
El tuyo es el mejor cuerpo del mundo, el único que
tienes, por tanto lo mejor que puedes hacer por él es aprender a amarlo, como
único que es, con todos sus defectos y todas sus virtudes. Aprende a amarlo y
aprende a sacarle partido, porque un cuerpo optimizado te va a potenciar en el
camino de tu vida, va a servir como catalizador, te va propulsar en la búsqueda
de tus metas.
El mejor tipo de cuerpo depende de ti, depende de lo que
quieras conseguir en la vida, de lo que busques. El mejor tipo de cuerpo es
aquel que te haga sentir bien, aquel que te proporcione mayor energía, aquel
que te permita alcanzar un alto grado de concentración y un equilibrio mental
óptimo. Si, aunque muchos no lo creáis, la energía, la concentración, el
equilibrio mental también dependen del cuerpo. Creedme, el cuerpo, la mente, la
fisiología, las emociones, la alimentación, el ejercicio físico, todo está
relacionado.
Mi consejo es que comiences a cuidar tu cuerpo desde ya,
que optimices tu alimentación y entrenamiento para conseguir un cuerpo que te
permita vivir tu vida al máximo. No, no estoy hablando de apuntarte al gimnasio
y hacerte culturista. No, tampoco estoy hablando de seguir una dieta estricta
para tener un cuerpo de revista. No es la persona al servicio del cuerpo, es el
cuerpo al servicio de la persona. Busca el cuerpo que realmente te haga feliz,
que realmente te haga sentir bien. Trabaja tu cuerpo y tu cuerpo te devolverá
este trabajo multiplicado.
Hasta aquí mi colaboración de esta semana. Nos vemos el
próximo jueves con un nuevo consejo.
Por mi parte decir que seguramente en la publicación del sábado tengamos una nueva edición de "Born to run" con Carla Agea, jugadora de rugby de la Universidad Católica de Valencia, como protagonista. Si no es así, la publicación correrá totalmente de mi parte. Ah! Y además decir que queda muy poco para la segunda colaboración de Irene Escobar.
Un saludo, Miquel.
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