Con volteretas y acrobacias me estoy dando cuenta de lo
importante que es saber caer. ¿O no? Quizás de lo que me estoy dando cuenta es
de lo que vale levantarse, de lo importante que es decir “voy a seguir” y no
“voy a quedarme aquí”. Nadie es libre de caerse, todos debemos caer y algunos
lo hacemos de forma constante, y no es que nos guste, es que nos hace aprender.
Es muy cómodo quedarse sentado pero desde el suelo nos
perdemos una perspectiva fantástica del mundo. Nos perdemos todo aquello que se
ve desde arriba, que es mucho, y damos a lo de abajo demasiada importancia
porque pesa más la ignorancia que el querer crecer. ¿Y lo bien que se esta
sentado? Se esta bien hasta que el culo se te empieza a pelar por la rutina de
no moverse, hasta que las piernas se te duermen y te dejan sin opción de
ponerte de pie. Solo se esta bien sentado si el motivo que te ha llevado hacia
ello es tan increíble que te ha dejado agotado.
Vale la pena estar de pie porque así miramos a los ojos
al presente y alzamos la frente para desafiar el futuro. Porque sí, somos así,
pensamos que el futuro siempre será mejor.
Estar de pie nos permite empezar a bailar con la locura y
con los deseos, con cuidado de no pisarlos. Y también nos permite andar, porque
al andar crecemos y al crecer somos un poquito mejores que al estar quietos.
Tenemos ansia por el futuro, ese futuro perfecto que
imaginamos. A parte recordamos el pasado con melancolía diciendo “como me
gustaría volver a tener 16 años”, “anda que no haría cosas”. Te recuerdo algo:
ya tuvimos 16 años y ya hicimos esas cosas. Esa etapa pasó, fue increíble,
cometimos errores, nos enamoramos, nos emborrachamos y nos partimos el culo
viendo caídas tontas. ¿Para que quieres volver? Es algo inmejorable. Lo que has
vivido es lo que te ha llevado hasta este momento.
¿O es que acaso no estas orgulloso de ti? Si no lo estas,
no quieras volver al pasado. Aprovecha el presente para que en el futuro la
percepción de ti mismo cambie. No se puede volver atrás al igual que no se
puede detener el tiempo, así que no lo pierdas.
Yo me equivocaría otra vez porque no veas lo que he
aprendido de esos errores. Se podría decir que nuestra vida es una cadena de
errores que nos hacen crecer y aprender. Así que debemos estar dispuestos a
caer, debemos correr ese riesgo porque si nos arriesgamos solo hay dos
opciones.
La primera es que nos salga bien, ¿Perfecto, no? Y la
segunda es que nos salga mal, nos caigamos, volvamos a estar sentados y que con
tiempo recuperemos esa confianza y esas ganas que habíamos perdido. ¿Qué puede
salir mal? Nada, porque nos gusta mucho estar de pie, somos así de cotillas y
así de cabezotas.
Así que no tengo ningún miedo al error porque estoy
convencido de que pase lo que pase me quiero volver a levantar, porque desde
aquí arriba veo el mundo a mi manera y no dejo que nadie me pise. Me gusta
estar de pie porque ahí abajo sentado me siento débil y quizás un estorbo. Me
gusta estar de pie porque quiero crecer, seguir aprendiendo y demostrar
verdadera locura por la vida.
Y tu, ¿Qué quieres hacer? ¿Quieres quedarte sentado o te
atreves a levantarte?
Un saludo, Miquel Orenga.
Tus palabras me han hecho pensar. Estoy harto de lo que veo y de lo que no quiero ver, harto de este sillón incómodo. Necesito un empujón para levantarme de ese sedentarismo. Me gustaría decirte, dentro de un tiempo, que tus palabras fueron las que me hicieron cambiar, las que hicieron que me levantase de esta dura caída llamada sedentarismo.
ResponderEliminarSi mis palabras te ayudan un poco a levantarte de ese sillón donde te sientes tan incómodo, perfecto. Confía en ti y proponte algo que te motive no solo para levantarte, sino para dar un salto desde el sillón. Un abrazo y gracias por tu comentario.
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